En el transcurso de nuestras vidas nos topamos con personas que comparten nuestros gustos y objetivos, la convivencia diaria empieza a crear lazos y de repente nace una amistad, eso paso con nosotras.
Trabajábamos juntas y con el paso del tiempo descubrimos que eramos casi iguales, y digo casi porque a veces ella tenía actitudes con otras personas que no me parecían correctas, pero que tal vez eran ocasionadas por ellos.
Eramos inseparables, compartíamos la ropa, accesorios, nos quedábamos a dormir una en casa de la otra y nos contábamos todo, parecía que ni la distancia podía apagar nuestra amistad, para mi ella era como otra hermana.
Quiero pensar que tal vez fue porque nuestras vidas tomaron caminos diferentes; ella se caso y tuvo un hijo y quizá fue eso lo que marco la diferencia. Lo cierto es que comenzó a juntarse con personas que hicieron que su verdadero yo saliera a la luz y la que un día fue mi amiga quedo en recuerdo.
Comenzó a comportarse diferente conmigo; distante e indiferente y entonces comprendí que nuestra amistad había terminado.
Por mi parte me quedo tranquila porque sé que dí todo lo que podía, estuve con ella en los momentos más difíciles y compartimos muchas alegrías y aunque el día de hoy ya no hablemos más, siempre tendrá un lugar especial en mi corazón.
Y así comprendí que dejar ir a una amiga también duele. ❤
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